sábado, 23 de mayo de 2015

Caracas, 24 de mayo de 2015
 

Pelucón

A raíz de la visita del Emir de Qatar a Maduro y viendo la obvia y abismal diferencia entre estos dos personajes, me recordé de algo que este último dijo en su programa de TV contacto con Maduro. En medio de sus a veces hilarantes y siempre muy personales elucubraciones, Maduro dijo algo que me pareció interesante. Dijo que no imaginaba a un pelucón mezclando cemento para tirar un piso.
Lo primero fue averiguar que es un pelucón, aunque da para entender, no sabía a ciencia cierta qué era eso. Resulta que los pelucones eran los representantes del Rey de España en los Virreinatos, por ejemplo el de Méjico, Perú, etc. y siendo Venezuela un capitanía general no había pelucones.
Aclarado esto pensé, Maduro, aunque sin querer, dio en el clavo. Realmente sería inimaginable y digo, ridículo y fuera de lugar,  poner un pelucón a tirar un piso, como sería igualmente inimaginable, ridículo y sin lugar poner al chofer del carruaje del pelucón a dirigir el Virreinato.
Y así, este es uno de los grandes problemas de esta revolución, que en vez de tener una sociedad sana y normal,  donde los comerciantes comercian, los industriales y hacendados producen, los profesionales e intelectuales piensan los grandes proyectos y nos guían, los obreros y artesanos ejecutan dichos proyectos según su arte, los policías nos protegen, los militares nos defienden, etc., etc., tienen a todo el mundo de cabeza haciendo lo que no sabe. Dice el viejo dicho, zapatero a tus zapatos y los revolucionarios quieren poner a los universitarios e intelectuales a mezclar cemento y a los choferes de presidentes.
Por esto y por mucho más es que el Movimiento Nacionalista MN, con Vasco Da Costa y el General Baduel a la cabeza, denuncia y se opone a este desorden socialista que nos hunde cada día más y más en la vorágine de la destrucción.
 Que Nuestra Señora Acies Ordinata Patrona del Nacionalismo nos dé siempre luz  para que los venezolanos veamos que somos como una gran orquesta, donde todos juntos y complementándonos, haciendo cada uno lo que sabe, tocaremos la gran sinfonía de la Libertad, la Prosperidad y el Progreso, que todos (o casi todos) queremos.


Tiago Da Costa 

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