Caracas, 24 de mayo de 2015
Pelucón
A raíz de la visita del Emir de Qatar a Maduro y viendo la
obvia y abismal diferencia entre estos dos personajes, me recordé de algo que
este último dijo en su programa de TV contacto con Maduro. En medio de sus a
veces hilarantes y siempre muy personales elucubraciones, Maduro dijo algo que
me pareció interesante. Dijo que no imaginaba a un pelucón mezclando cemento
para tirar un piso.
Lo primero fue averiguar que es un pelucón, aunque da para
entender, no sabía a ciencia cierta qué era eso. Resulta que los pelucones eran
los representantes del Rey de España en los Virreinatos, por ejemplo el de Méjico,
Perú, etc. y siendo Venezuela un capitanía general no había pelucones.
Aclarado esto pensé, Maduro, aunque sin querer, dio en el
clavo. Realmente sería inimaginable y digo, ridículo y fuera de lugar, poner un pelucón a tirar un piso, como sería
igualmente inimaginable, ridículo y sin lugar poner al chofer del carruaje del
pelucón a dirigir el Virreinato.
Y así, este es uno de los grandes problemas de esta
revolución, que en vez de tener una sociedad sana y normal, donde los comerciantes comercian, los
industriales y hacendados producen, los profesionales e intelectuales piensan
los grandes proyectos y nos guían, los obreros y artesanos ejecutan dichos
proyectos según su arte, los policías nos protegen, los militares nos
defienden, etc., etc., tienen a todo el mundo de cabeza haciendo lo que no
sabe. Dice el viejo dicho, zapatero a tus zapatos y los revolucionarios quieren
poner a los universitarios e intelectuales a mezclar cemento y a los choferes
de presidentes.
Por esto y por mucho más es que el Movimiento Nacionalista
MN, con Vasco Da Costa y el General Baduel a la cabeza, denuncia y se opone a
este desorden socialista que nos hunde cada día más y más en la vorágine de la
destrucción.
Que Nuestra Señora
Acies Ordinata Patrona del Nacionalismo nos dé siempre luz para que los venezolanos veamos que somos como
una gran orquesta, donde todos juntos y complementándonos, haciendo cada uno lo
que sabe, tocaremos la gran sinfonía de la Libertad, la Prosperidad y el
Progreso, que todos (o casi todos) queremos.
Tiago Da Costa
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